Con la paradoja del comediante tenemos, lo que podríamos llamar, la sola y gran mirada de la Ilustración a la profesión teatral con sentido realmente técnico. Aún sigue siendo recomendable este libro para el profesional, una grande y alegreMoreCon la paradoja del comediante tenemos, lo que podríamos llamar, la sola y gran mirada de la Ilustración a la profesión teatral con sentido realmente técnico.
Aún sigue siendo recomendable este libro para el profesional, una grande y alegre meditación sobre su oficio, ambiguo, engañoso, seductor..., un protocolo de tres mil años.